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lunes, 16 de diciembre de 2013

Proyecto TAO, una terapia que cuenta con un aliado muy especial

PROYECTO TAO

Hoy os quiero enseñar otro tipo de terapia complementaria... Aquí os dejo un enlace que explica algo de otra terapia con animales, esta vez, con leones marinos.
Siempre he sido partidaria del contacto de los niños con los animales, pero en el caso de personas con sensibilidad especial, es muchísimo más importante.
Como leí una vez, hace años...
"todo niño debería tener dos cosas... un cachorro y una madre que le deje tener uno"
Pues esa es la idea. Los animales siempre nos aportan un punto de vista muy especial y diferente



Proyecto TAO, una terapia que cuenta con un aliado muy especial

jueves, 28 de noviembre de 2013

¿EL CABALLO PERFECTO?

Muchas veces nos preguntamos: ¿qué caballo es el que nos viene mejor?
Y la respuesta no es fácil. Realmente, creo que no existe un caballo que valga para todo.

Pero sí podemos encontrar uno adaptado a nuestras necesidades.

Es esencial el carácter tranquilo...

Por ejemplo, en el campo de las terapias, yo creo que lo imprescindible es que tenga un buen carácter y mucha paciencia, ya que es importante que pueda aguantar horas de distintos comportamientos, que, incluso a los que trabajamos con él nos sorprenderán.

El caballo de terapias no debería ser muy grande (no más de 1'60), para que, al ir a pie a su lado, la persona que va encima no nos quede demasiado lejos, para que podamos interactuar con él, jugar con él y ayudarle en lo que necesite.

Por supuesto, tiene que tener buen dorso para soportar el peso de dos personas, ya que hay pacientes y momentos en los que hará falta una monta gemelar o backriding, para ayudar al paciente en su equilibrio y su postura.



Además, tendrá que tener una doma equilibrada, y que no siga las ayudas incorrectas que, por su propia dolencia, pueda accionar el jinete, sin intención. 
Por todo esto, nuestro caballo, nuestro compañero de trabajo, nuestro socio y cómplice debe ser buscado con cuidado y con cariño, debemos educarle y respetarle.
Y, siempre desde el respeto, ayudarle a comprender lo que necesitamos de él (o de ella, si es una yegua, claro), entender lo que necesita y darle todas las comodidades que le hagan un animal equilibrado y tenga ganas de trabajar con nosotros cada día.
Así conseguiremos el caballo perfecto... para terapias.

Con el caballo adecuado es fácil disfrutar.
Saludos y Relinchos.

lunes, 4 de noviembre de 2013

Hipoterapia, una terapia que funciona.

HIPOTERAPIA O EQUINOTERAPIA

Da igual cómo lo llamemos, si con su raíz latina o con la griega, aunque a mí me gusta más con la griega, ya que fueron ellos los primeros (en Europa) en darse cuenta de las ventajas que aportaba el montar a caballo a las personas que tenían problemas de movilidad o de eficacia en el movimiento de algún miembro, y otras dolencias más o menos comunes (reuma, dolores por traumatismos...).

Hipócrates, en el siglo IV a.C. recomendaba la práctica de la equitación para la curación y prevención de muchas dolencias, la relajación y fortalecimiento de los músculos y el tratamiento, por ejemplo, del insomnio.

Desde entonces y hasta nuestros días, muchos han sido los ejemplos de superación de traumas y dolencias mediante el aprovechamiento del movimiento y carácter del caballo.

Y es que el caballo, no sólo se puede aprovechar como rehabilitador físico, sino como coterapeuta en casos de dificultades de aprendizaje, trastornos psicológicos y del comportamiento.

Casi todas las sesiones empiezan trabajando pie a tierra...
Todas las personas que he tenido la suerte de conocer en este ámbito, han visto avances notorios, no en todos los casos por igual, por supuesto, ya que cada persona es diferente, cada dolencia un mundo.

A mí me gusta siempre recordar, que los caballos, así como nosotros, tienen diferentes días, y esto produce que no todas las sesiones sean iguales, lo cual es un alivio y una dificultad añadida, todo a la vez.

Pero lo que está claro es que el relacionarnos con un caballo va a ser siempre un momento especial, lleno de estímulos y oportunidades de mejora de nuestras relaciones con nosotros mismos y con los que nos rodean.
Así que, ya sabéis. Probadlo y sacadle el mejor provecho.

Os dejo unas imágenes, como muestra de las posibilidades rehabilitadoras de estos fantásticos animales...
que lo disfrutéis.

PINCHAR AQUÍ

Relinchos y abrazos.

jueves, 26 de septiembre de 2013

VERANO, ÉPOCA DE EXPERIMENTOS.

Si un verano dudáis entre varias opciones, vuestra economía está para asustar o si, simplemente queréis aprovechar esta época para vivir nuevas experiencias, podéis buscar un trabajo de verano, de los que abundan. Yo, en vez de buscar en las numerosas playas de nuestro país el servir cervezas y coca-colas a los turistas, he encontrado una empresa que ofrece rutas a caballo en pleno Pirineo aragonés. Si indagáis un poco, encontraréis varias en la zona.

En varias ocasiones he hablado de lo mucho que enseñan los caballos por el simple hecho de acercarnos a uno de estos animales. Pues imaginaros cuánto he podido aprender, haciéndome cargo de una manada de doce caballos durante casi dos meses. Increíble.

Un trabajo duro, pero satisfactorio...



Por supuesto, es un trabajo duro, muy exigente tanto física como mentalmente. Hay que madrugar, son muchas horas al día, muchas tareas te obligan a desarrollar toda tu fuerza y habilidad y, además, mentalmente, el tener la responsabilidad de esas doce vidas, no te deja desconectar del todo casi en ningún momento. Hay que pensar en ello antes de embarcarnos en una aventura así.

Pero si estamos dispuestos a ello, y, teniendo en cuenta que serán unos meses, merece la pena.

Uno de los mejores momentos del día para mí era al llegar por la mañana, el acercarme a la manada, darles los buenos días, dar caricias al que las pide, ir a por el que no las pide y poder estar junto a ellos cada día un ratito en libertad y con la tranquilidad que transmiten… ufff.



Y al terminar el día, cuanto más duro más agradable, quitarles el equipo, soltarles para el momento del abrevado y la cena y ver cómo se alejan de ti corriendo, trotando, cómo se tiran al suelo, revolcándose llenos de placer al verse por fin libres… otro gran momento.

Hora del relax...

Esa es una de las grandes lecciones que he aprendido este verano. Por muy duro que parezca todo, siempre hay un punto positivo, aunque esté muy escondido, que merece la pena buscar y aferrarse a él para seguir luchando, con ilusión, por nuestras metas.



Un relincho!

jueves, 23 de mayo de 2013

Ayudas artificiales

Desde que me dedico a dar clases, las conversaciones con el resto de profesores son siempre una fuente inagotable de ideas y esta es una de ellas.
Cuando nos enseñan a montar, una de las cosas que nos enseñan son las ayudas, aunque no las llamen así desde el principio, ya que para un niño pequeño puede ser un concepto dificil de asimilar.
Bien manejadas, son muy útiles...
En si, no es complicado. Es todo aquello que el jinete tiene a su disposición para conseguir que el caballo haga lo que nosotros queremos.

Siempre se diferencian entre las naturales y las artificiales. Hoy, aquí, quiero centrarme en las artificiales, sobre todo, las más usadas: la fusta y las espuelas. 
¿Cuándo usarlas?¿Cuándo dárselas a un alumno para que las use?

Seguro que mi forma de pensar no coincide con la de muchos, es normal, pero si abrimos un debate, eso nos ayudará a todos a ampliar nuestras miras.
La idea que yo tengo es que si el alumno todavía no sabe manejar correctamente sus manos solo con las riendas, puede ser mala idea ponerle además una fusta en la mano, ya que no la usará en el momento y con la firmeza adecuada, por lo que el caballo aprenderá rápidamente a ignorarla, y será peor el remedio que la enfermedad... y peor aún si la usa en exceso, o por no usar las piernas correctamente, ya que el caballo puede coger miedo a la fusta.

Y en cuanto a las espuelas, en fin. Yo las he usado en contadas ocasiones, casi siempre por obligación o por pereza. Ya sabéis, cuando os encontráis con un caballo un poco reacio, parece que con las espuelas, bien usadas, sin exagerar, se anima, se activa, hace más caso... Pero hay que saber bien dónde y cómo se colocan los pies, para no actuar con ellas cuando no nos hace falta. Y ante la duda, es mejor quitárselas.

Pueden ser una ayuda, pero hay que saber usarlas...
Aún así, y puede que precisamente para aprender a colocar los pies en el sitio correcto, puede ser buena idea hacer que los alumnos prueben a ponérselas alguna vez, o con ciertos caballos, en determinados momentos.


Aunque no haya solucionado ninguna duda, espero que después de leer esto, la próxima vez que pongáis una fusta en la mano o unas espuelas en los pies a uno de nuestros alumnos penséis en las ventajas e inconvenientes de hacerlo.

jueves, 11 de abril de 2013

Caballos en la Sierra de Guara

Al ponerle el título a esta entrada estuve dudando, otro muy válido hubiera sido "como tener caballos equilibrados". 
Y es que no hay mejor manera de mantener sana la cabeza de un caballo que dejarle que se comporte como tal, en libertad, la mayor cantidad de tiempo posible. 
En la sierra de Guara, Pepe, mantiene a sus compañeros en los montes durante todo el invierno, donde pueden correr, pastar libremente y relacionarse con el resto de la manada de forma que saben perfectamente comportarse como auténticos caballos cuando se les pide trabajo tranquilo y ordenado. Como están todo el día juntos y nadie les dice cómo deben comportarse, lo hacen bien, de manera habitual.

Los caballos pastan en libertad la mayor parte del año...






Además, hay que destacar la buena doma que tienen, ya que no todos los caballos son capaces de ir atados de la cola del de delante durante una travesía (corta o larga) sin sobresaltarse ni incomodarse. Los caballos de Pepe, sin embargo, están tan acostumbrados que no les parece raro. Obedecen ciegamente las órdenes de su líder, porque saben que siempre les lleva por buen camino.


Parte de la manada de Flor de Cardonera, en los prados de invierno.
















Después, en verano, lleva a los caballos a trabajar a las zonas donde se suele acercar la gente a pasar unos días en el pirineo aragonés. Boltaña y Benasque serán las poblaciones elegidas este año. Una vez allí, tras una trashumancia por los montes, a la vieja usanza, se instala en la finca asignada, y... ¡a pasar el verano! Durante esta temporada, cualquiera que pase por allí y quiera vivir una experiencia única, con unos animales absolutamente confiados y en los que se puede dejar hasta niños pequeños, podrá hacerlo. Desde rutas cortas, para los que lo prueban por primera vez, hasta rutas de varias horas, o varios días para los que quieren más experiencias.

 Con unas pocas instalaciones, los caballos y las personas están perfectamente...

... Y ya están listos para trabajar!

...¿Quien se apunta a la aventura?
Aquí os dejo el enlace, para los que se animen.

LLEGUADA FLOR DE CARDONERA

martes, 22 de enero de 2013

¿Por qué montar solo en verano?

Como todos sabemos, el verano es tiempo de vacaciones, de buen tiempo (para el que le guste el calor, claro), de días más largos, y, en general, lo asociamos con la práctica de deportes como la equitación.
Pero para el verdadero amante del deporte, no hay parón invernal. Todos los días son apropiados para montar a caballo, aunque tenga que ser en picadero cubierto, o bajo un pequeño chaparrón.

Un día fenómeno, a pesar de que anunciaban lluvias...
Si nos ciñéramos sólo al verano para montar, o a los días de buen tiempo, más de la mitad del año no practicaríamos nuestro deporte. Y eso, en el sur, porque si nos vamos al norte de España, o, más allá, al resto de Europa, imaginaros... imposible.

A los que no nos dejamos asustar por un poco de lluvia,  nos esperan experiencias increíbles, como el ver salir el arco iris, atravesando unos campos verdes, oliendo a fresco, tras una lluvia imprevista.

Es más, la nieve o el frío tampoco deberían ser un impedimento para salir a dar un paseo con nuestros amigos de cuatro patas. Sólo deberemos tener más cuidado con las posibles placas de hielo del camino, y quitar con frecuencia la nieve acumulada en los cascos de nuestros caballos, si llevan herraduras. 

Evidentemente, este hermoso animal está a sus anchas en la nieve...
Hay que tener en cuenta, que si son caballos acostumbrados a vivir en el exterior, tendrán una buena capa de pelo que les aislará del frío y que ellos están más activos que con el calor. Como nos pasa a muchos, yo incluida, el calor les "aplatana". Y con calor, pedir un ejercicio extra es a veces un sacrificio. Ellos no van a dejar de hacerlo, porque son así de nobles, pero tendremos que cuidar más de su estado físico. Cuidado con las deshidrataciones (posibles cólicos), los golpes de calor (igual que a nosotros, les puede dar una lipotimia), etcétera.

Así que, la próxima vez que tengamos previsto salir con nuestros caballos o ir a clase, si se pone a llover, hace frío, o el día se presenta un poco desapacible, no descartemos tan rápido la actividad, y menos aún pongamos la excusa de "pobrecito caballo..."

Relinchos y saludos!