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lunes, 20 de agosto de 2012


SIEMPRE APRENDIENDO

Si en la vida es importante estar siempre abierto a nuevos conocimientos, cuando tratamos con caballos, se vuelve imprescindible.
Y lo bueno es que, nunca vamos a dejar de aprender, ya que el solo hecho de entrar en contacto con uno de estos sensibles animales, nos enseña no sólo lo que él quiere y necesita, sino en qué condiciones nos encontramos nosotros, tanto físicas como anímicas. Y con cada individuo es un volver a empezar, ya que, dentro de sus generalidades, cada uno es un mundo y a cada uno nos tenemos que acercar de la manera que necesita.

Los hay que necesitan más tiempo, o más compañía... 

Y como además, resultan una herramienta imprescindible en algunos casos (como el mío, afortunadamente) hay que cuidarles como si nos fuera en ello la vida, dándose el caso de que, a veces, ponemos en sus lomos nuestra vida.

Con un poco de tranquilidad, se pueden disfrutar espectáculos únicos.
Si algo he aprendido desde que trato con caballos es a reconocer mis sentimientos y mi estado de ánimo. Esa capacidad de introspección, de darme cuenta de lo que siento y pienso, me ha venido muy bien, ya que para cambiar algo, lo primero es saber qué es lo que hay que cambiar. Y eso, y muchas otras cosas, son aplicables al resto de las facetas de mi vida. Y seguro que el que alguna vez ha tratado con estas mal llamadas bestias, entiende lo que digo, ya que si no dejamos nuestras preocupaciones y miedos a un lado, no podremos trabajar ni medio a gusto con ellos.
Un saludo y un relincho desde tierras mañas!

jueves, 14 de junio de 2012

La personalidad de los caballos.

Ultimamente, debido a tratar con grupos de chicos y niños de distintas edades e inquietudes, llegan preguntas a mis oídos que a un adulto, probablemente nunca se le ocurrirían. Por ejemplo: ¿por qué tienen así los pelos los caballos? O ¿cómo beben los caballos? Pero una de las más recurrentes, y que da mucho juego para explicar muchas cosas es la de ¿por qué está ese caballo sólo?

Hay que empezar explicando que en la manada de la que ahora soy responsable, hay una yegua torda que ha llegado hace poco y que todavía no se lleva bien con todos los congéneres y pasa la mayor parte del tiempo en soledad, o en compañía de unos pocos caballos, siempre los mismos. Suponemos que tuvo algún problema en su anterior destino y por eso le cuesta hacer amigos entre sus iguales, y, por supuesto, entre los humanos, a los que no deja acercarse, salvo para que le den de comer e incluso en esos momentos, no es demasiado amistosa.

Algunos caballos necesitan más paciencia que otros...


...Otros disfrutan enormemente cuando se les cepilla...

Y es que, como nosotros, los caballos tienen distinta personalidad. Hay caracteres que comparten como especie, por ejemplo, la curiosidad, o la facilidad con la que se asustan de ruidos extraños y repentinos. Pero luego, cada uno es diferente. Los hay bravucones, tranquilos, defensores de su comida, o que se la dejan quitar. Los hay dominantes y dominados, rápidos en las reacciones y lentos y dubitativos.

También es de notar que estos comportamientos o características, pueden cambiar con el tiempo o con las experiencias vitales de cada uno. Igual que nosotros, de nuevo. Si en la vida no hemos parado de recibir palos (reales o en sentido figurado), probablemente nos cueste fiarnos de la gente. Si lo que nos hemos encontrado siempre es gente amable y cariñosa, seguro que somos una persona confiada y tranquila. Y también, podemos observar que los niños pequeños son mucho más curiosos y preguntones que los adultos, normalmente. En una manada, y me pasa cada vez, si metemos un tractor en medio, habrá caballos que se vayan lo más lejos posible y hasta que no se vaya el tractor no estén a gusto, pero, si hay un potro, mientras esté la máquina por allí, estará oliendo, empujando, mirando todo lo posible y cuanto más cerca mejor ese artilugio tan raro. Y lo mismo pasa cuando entra alguien. Ese mismo potro hace las delicias de la gente que viene a conocer a los caballos, pues es el primero que viene a saludar, investigar, olisquear, y, si se le deja, mordisquear a cada persona que entra en el prado.


La curiosidad, una gran maestra...

Y, trasladado a la vida cotidiana, esa es la mejor forma de aprender, aunque de vez en cuando nos llevemos sorpresas desagradables, el investigar y observar todo lo nuevo que nos rodea, es lo que nos da experiencia y sabiduría.

martes, 21 de febrero de 2012

Cuidados de los caballos en invierno.

Siempre que llegan los fríos, el mal tiempo y los vientos helados nos preguntamos: ¿cómo estarán nuestros animales? ¿Pasan tanto frío como nosotros?¿Tienen necesidades especiales con este tiempo?
Vamos a tener en cuenta varias cosas:
1. La intensidad del trabajo que va a realizar el caballo:
Si es un caballo que va a trabajar todos los días, puede que nos sea más cómodo tenerlo estabulado. En ese caso, no necesitaremos más que vigilar que las corrientes de aire predominante no les llegue a afectar y que la conducción al bebedero no permita que se congele el agua de su interior y reviente la tubería. Con vigilarlo a menudo será suficiente. El caballo no puede pasar un dia sin beber.

Preciosas estampas que nos quedan en invierno... al fondo,las cuadras.

Por otro lado, si realiza ejercicio intenso, lo más probable es que lo tengamos esquilado, por lo que habrá que tenerlo en cuenta, y ponerle una manta adecuada por encima. Las hay de diversos materiales, por lo que tendremos que elegir la de abrigo adecuado y que se limpie bien, para poderla mantener en buenas condiciones sin demasiado esfuerzo. 
Si con la manta podemos tenerlo en el prado, por lo menos un rato al día, sería ideal que fuera impermeable, para el mejor confort de nuestro compañero.

A veces, nos hará falta cubrir al caballo con una buena manta...

Si por lo contrario, durante la época de invierno va a trabajar menos de lo normal, le vamos a dar algo de descanso, seguramente no nos haga falta esquilarlo y el propio pelaje del animal, que en esta época se incrementará en espesor y longitud, le servirá de abrigo, cortavientos y chubasquero, todo a la vez. De esta manera, podrá pasar más tiempo a la intemperie sin que le afecte a la salud. Y eso, lo agradecerá, sobre todo, si tiene compañía.

Otras veces, el pelaje del animal será suficiente.
 2. Las posibilidades e instalaciones con las que contemos también habrá que valorarlas en este tiempo.
Si tenemos un buen prado, que no se encharque, y donde podamos darle algo de libertad a nuestros caballos mientras no trabajen, genial. Si las condiciones fueran muy duras al aire libre, siempre se puede valorar el levantar un abrigo, de tres paredes y tejado, donde además podemos poner los comederos, para evitar los vientos predominantes, así como la lluvia. Siempre habrá que darle un tamaño suficiente como para que quepan todos los caballos si quieren.
En los boxes interiores, también tendremos que tener en cuenta que la humedad del suelo, en invierno puede afectar más a los cascos, y los restos de comida, y materiales, pueden atraer a más animalillos perniciosos, ya que será el lugar más confortable (por lo calentito) de los alrededores. La higiene ha de ser siempre la adecuada.
Por último, y que nos valdrá en cualquier caso, la revisión diaria de las paredes, la puerta (en el caso de instalaciones cerradas) y la conducción de agua son esenciales.

Aunque parezcan muy malas condiciones, estos caballos están muy a gusto...

3. La alimentacion.
En invierno, si ha caído la suficiente agua, los campos tendrán algo de hierba, que nuestros caballos podrán aprovechar. Después, habrá que tener en cuenta otra vez, la cantidad e intensidad del trabajo que realicen los animales. Realizando actividad intensa, la cantidad de pienso puede llegar a suponer hasta el 40% de la cantidad total de su alimento diario.
Y sobre todo, lo que tantas veces se ha dicho: "el ojo del dueño engorda al caballo". Si le observáis todos los días y lo hacéis con el cariño de un amigo y compañero, todo irá bien, y podremos prevenir cualquier dolencia o problema.

viernes, 10 de febrero de 2012

Material adaptado en hipoterapia.

Cuando hablamos de material adaptado para chicos con problemas de equilibrio, o de control motor, no tiene porque ser el mismo para todos. De hecho, es posible que no nos haga falta comprar nada, sino echarle imaginación y saber lo que de verdad nos hace falta. Una buena manta, con algún tipo de cuña, por si el chico o chica tiene tendencia a irse hacia algún lado, puede ser suficiente. Lo importante es no perder de vista lo que necesitamos conseguir. Puede que al principio tengamos que montar con él o ella (lo que se llama a veces back-riding, del inglés) pero con el tiempo y paciencia, seguramente ya monte por su cuenta. 

El velcro, ese gran aliado...
Cualquier idea es buena, si sabemos el objetivo.
 En ese momento, para seguir trabajando el equilibrio, si tenemos un camino cerca, con subidas y bajadas, nos podrá ayudar mucho. Otro detalle importante es el orden. Tanto en chicos con problemas físicos como psíquicos, sensoriales o de conducta, el que cada cosa esté en su sitio y las actividades se realicen siempre en orden, es importante. Es más fácil introducir cambios poco a poco si el resto de tareas están adquiridas y ordenadas en nuestra mente y la suya, que si cada día hacemos todo diferente. De esta manera, además, podremos ir valorando los avances que logre nuestro chaval.

La imaginación, importantísima para lograr lo que nos propongamos.

...y por supuesto...

....todo en su sitio!
Algunas ideas han quedado aquí reflejadas, pero el día a día nos permitirá reconocer las posibilidades de cualquier material y adaptarlo a nuestras necesidades. Sólo tenemos que tener claro lo que queremos y podemos lograr, e ir a por ello. Y no tener miedo de preguntar! a los padres, a su fisioterapeuta (podéis pedir permiso para asistir a alguna sesión con vuestro paciente), a su logopeda... para remar todos hacia el mismo lugar y aunar los esfuerzos de todos los profesionales que intervienen en la vida del paciente.

viernes, 27 de enero de 2012

Caballos de Martincho, un proyecto DE PUEBLO

Si de algo saben los habitantes del pueblo de Farasdués, en Zaragoza, es de sacar proyectos adelante, de trabajo y de tesón (cabezonería aragonesa, dicen ellos).
Martincho fue un torero de la vieja escuela, casi un artista de circo frente al toro, de los que lo saltaban "a garrocha", y se atrevía a realizar otra serie de locuras, con gran valor.


En su nombre y con el trabajo de todos los farasduenses, se creó hace unos 10 años, este proyecto, alrededor del cual, desde entonces, han ido generándose otras ideas, que le han dado nueva vida al pueblo, que de otra forma, iba a quedar a merced del cierzo, como otros.

Un anuncio de lo que nos espera...

Pero como el origen fueron los caballos, ellos son el centro del proyecto de dinamización del pueblo. Con ellos se hacen terapias, campamentos en verano, se harán rutas por la zona, en fin, todo lo que se les ocurra. Porque la verdad, una vez conocidos, parecen capaces de cualquier cosa, sobre todo Grande, que tiene el nombre muy bien puesto, ya que parece que tiene algo de bretón en su sangre. Con un dorso así y un carácter apacible como el suyo, hace las delicias de los chicos en los campamentos, en clase y en las exhibiciones de volteo.

Gordo hace las delicias de los chicos.

 Pero aunque sea el macho alfa, no hay que olvidar a Niebla y a los demás. Hay que conocerlos.
Yo he tenido la ocasión de pasar un rato con ellos, y me han dado ganas de quedarme. Aunque se pasen el día en el prado, no son ni mucho menos silvestres, todo lo contrario. En cuanto nos acercamos, casi todos vinieron a saludarnos, y a recibir alguna caricia.

Todos juntos, hacen un grupo muy compacto.

De hecho, tienen unas magníficas instalaciones si hiciera falta ponerlos a todos a cubierto, con unas cuadras grandes y bien equipadas, pero, la verdad, están mucho mejor en el prado. 
Una pista exterior para las clases, dos redondeles y un caminador completan las instalaciones para los caballos y una oficina-sala de reuniones para las clases teóricas de los cursos, o sea, que no les falta de nada.

Como se puede ver, unas magníficas instalaciones...

Pero lo más importante de todo esto es que todo lo han logrado con el trabajo de los propios beneficiarios, los habitantes de Farasdués, incluso, si hace falta, con sus propias manos, quitando las malas hierbas o haciendo instalaciones que antes de aquí, ni se habían planteado que podrían hacer.
Después de lo dicho, solo me queda una cosa más. Animaros, y haced una visita, conoced a sus caballos, daros una vuelta por sus calles, y tomaros un café en el bar de las escuelas (lamentablemente, no queda otro, desde que se jubiló, recientemente, Maria Luisa, después de muchos años cuidando de sus conciudadanos, vaya desde aquí un cariñoso saludo). Seguro que no lo lamentaréis.



Ver Caballos de Martincho en un mapa más grande

jueves, 19 de enero de 2012

La vida en manada.

 Igual que nosotros, los caballos necesitan sentirse miembros de un grupo, de su manada. La libertad de poder expresarse, de hablar con los amigos, correr con ellos y que le entiendan a uno.

Un grupo bien consolidado es diversión asegurada.
A veces, servirá con que les permitamos, dentro de un cercado, con seguridad, que se revuelquen en la arena y que puedan dar un par de carreras con algún compañero equino.
Otras veces, y si tenemos posibilidad, tendrán acceso a un prado, de dimensiones variables, para que puedan correr a sus anchas, con varios congéneres, o con toda la manada.
Siempre que tengamos ocasión, debemos dejar a nuestros compañeros un rato de "expresión libre", de desfogue, para su equilibrio mental. ¡Y para nuestra seguridad!

Si tenemos un caballo un poco miedoso, deberemos "arroparle" entre sus compañeros.
De otra manera, primero, lo van a buscar a cada rato; se pararán al lado de otros caballos para saludarles, e incluso, tratarán de jugar con ellos, sin tener en cuenta que estamos nosotros encima, con los consiguientes problemas de seguridad. Y segundo, puede que llegue el caso de que no sepan relacionarse de manera adecuada con otros congéneres, que cuando lo hagan no estén acostumbrados a ver su lenguaje corporal y entren en conflicto con ellos, dándose verdaderas luchas y peleas por encontrar su sitio.

Así será fácil llevarles por sitios más difíciles.
Por todo ello y mucho más, dentro de lo posible, debemos dejar que los caballos, sobre todo los que han de trabajar juntos, tengan sus momentos en manada, para conseguir el equilibrio entre ellos.

Se trata, sobre todo, de seguridad y confianza...
De la misma manera, siempre que un animal nuevo entre a formar parte de nuestra manada, deberemos hacer las presentaciones de rigor, para que no nos den ningún susto mientras trabajamos con ellos.


martes, 10 de enero de 2012

¿Buen tiempo?

Normalmente, cuando se pasa semanas sin llover, con unas temperaturas de unos 12º y con el cielo despejado, en el centro de la península, se suele considerar "buen tiempo".
Pero para el campo esto no es buen tiempo, y es porque falta el agua, ese elemento esencial para que se dé la vida. 
En el caso de los caballos, como todos los herbívoros, necesitan alimento vegetal. Y si la naturaleza no se lo ofrece, se lo tendrá que administrar su dueño y compañero. Y eso cuesta.
En estos tiempos, no es poco importante el aspecto económico para el mantenimiento de nuestros animales. Habrá que buscar ingeniosas alternativas para reducir costes, sin disminuir la calidad de la vida en la pradera ni la del alimento que le demos a nuestros compañeros, porque esto nos puede dar una falsa sensación de economía. Cuidar la alimentación es prevenir enfermedades y prevenir siempre es mejor que tener que tratar, en todos los aspectos.
Hace tiempo leí un artículo sobre cómo ahorrar tiempo y dinero a la hora de cuidar nuestro caballo, en el que daban valiosos consejos, que en esta época pueden venir muy bien.
Una de las cosas mejores que podemos hacer es buscar cerca de nuestra casa el heno, alfalfa, pienso y comprarlo en una cantidad que nos permita una rebaja y podamos almacenar el tiempo suficiente sin que se estropee. Deberemos calcular la cantidad que necesitamos con cuidado, si compramos más de la que podemos almacenar o de la que se coman nuestros animales, tendremos que tirarlo y eso, económicamente, no es rentable.

Cuando el campo está tan seco, hay que tratar de aprovechar todo el forraje...

Lo de buscar cerca es para evitar largos traslados. Si podemos hacerlos nosotros mismos, suele ser más barato, siempre que tengamos las herramientas para ello. Si no, tendremos que buscar la mejor oferta.
También es importante prever. Comprar el alimento antes de que se seque todo y empiecen a subir los precios, nos ayudará.
Y los complementos alimenticios, de nuevo, en lo posible, conviene comprarlos en tiendas locales. Verduras o frutas que ya no se vayan a vender por cualquier motivo, siempre que el establecimiento sea de nuestra confianza y los defectos en las frutas no excedan ciertos límites. 
Si tenemos un pequeño trozo en nuestra finca, también nos podemos plantear sembrar algunas verduras y frutas (manzanos, verduras de invierno...). Esto nos ayudará a reducir costes y serán alimentos de gran calidad y frescura.
Y por último, aunque parezca una tontería, tenemos que procurar que los comederos estén siempre en perfecto estado, y que los caballos puedan acceder a todo él. Que no tenga esquinas, ranuras, que no se caigan los granos, para que no se desperdicie nada de comida.
En cualquier caso, siempre nos guiaremos por nuestro sentido común y tratando de llegar al equilibrio entre el ahorro y la calidad.