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miércoles, 21 de diciembre de 2011

Juegos a caballo.

... O cómo hacer una clase divertida, además de didáctica. Y no morir en el intento. 
Esa es una de las más frecuentes preguntas a la hora de dar clases de equitación a los más pequeños. Porque la realidad es que, como vienen a pasarlo bien y no con idea de dar clase, eso es lo importante. Si no se ríen, si no hay un poco de complicidad, acabarán por dejar la afición.

Los diferentes juegos ayudan a adquirir habilidad y equilibrio.
Y en este punto son importantes dos cosas: la imaginación y la falta de complejos. No se puede jugar con un niño sin convertirse un poco en uno de ellos. Nos valen todo tipo de elementos: aros, pelotas, palos, pinzas de la ropa... incluso nuestro propio cuerpo! A cualquier canción le podemos inventar unos gestos o un baile sencillo, dependiendo de las posibilidades que tengan nuestros alumnos. Incluso, con un poco de imaginación (imprescindible, como digo, para tratar con niños) podemos inventarnos nosotros mismos la canción.

Algunos ejercicios nos darán confianza. 
Dependiendo de lo que estemos buscando en cada clase, iremos adaptando los juegos, pero una lección muy importante, yo diría esencial, es el equilibrio y la postura. Para potenciar que el niño encuentre ambos, todas las combinaciones posturales nos valdrán. Desde levantarnos del asiento para coger o tocar elementos colocados en alto previamente, pasarlos de un jinete a otro (ojo con la seguridad, al acercarse los animales),  hasta agacharnos o encestarlos en algún contenedor más o menos alto Prácticamente lo que se nos ocurra.
Por supuesto, en todos estos cambios de postura, juegos, ruidos, canciones etcétera, tenemos que tener en cuenta el primer elemento de cualquier clase: la SEGURIDAD. No sólo tendremos que llevar a los alumnos con su seguridad personal sino que tendremos que tener en cuenta las reacciones de nuestros caballos, ya que muchas veces, habrá que llevar las riendas sueltas, o desde luego, muy sueltas, para evitar tirones bruscos. Si hace falta, en base a esta consideración, siempre podremos pedir ayuda puntual para controlar a algún caballo un poco más nervioso. Siempre es mejor pecar de exagerados que de confiados en este aspecto.

Coger cosas...



... y luego encestarlas!

Cualquier cosa vale.




Con palos y conos siempre se pueden hacer diferentes obstáculos...

Y con estas consideraciones controladas, sólo nos queda, disfrutar, que si no, nadie va a disfrutar con nosotros.



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