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viernes, 27 de enero de 2012

Caballos de Martincho, un proyecto DE PUEBLO

Si de algo saben los habitantes del pueblo de Farasdués, en Zaragoza, es de sacar proyectos adelante, de trabajo y de tesón (cabezonería aragonesa, dicen ellos).
Martincho fue un torero de la vieja escuela, casi un artista de circo frente al toro, de los que lo saltaban "a garrocha", y se atrevía a realizar otra serie de locuras, con gran valor.


En su nombre y con el trabajo de todos los farasduenses, se creó hace unos 10 años, este proyecto, alrededor del cual, desde entonces, han ido generándose otras ideas, que le han dado nueva vida al pueblo, que de otra forma, iba a quedar a merced del cierzo, como otros.

Un anuncio de lo que nos espera...

Pero como el origen fueron los caballos, ellos son el centro del proyecto de dinamización del pueblo. Con ellos se hacen terapias, campamentos en verano, se harán rutas por la zona, en fin, todo lo que se les ocurra. Porque la verdad, una vez conocidos, parecen capaces de cualquier cosa, sobre todo Grande, que tiene el nombre muy bien puesto, ya que parece que tiene algo de bretón en su sangre. Con un dorso así y un carácter apacible como el suyo, hace las delicias de los chicos en los campamentos, en clase y en las exhibiciones de volteo.

Gordo hace las delicias de los chicos.

 Pero aunque sea el macho alfa, no hay que olvidar a Niebla y a los demás. Hay que conocerlos.
Yo he tenido la ocasión de pasar un rato con ellos, y me han dado ganas de quedarme. Aunque se pasen el día en el prado, no son ni mucho menos silvestres, todo lo contrario. En cuanto nos acercamos, casi todos vinieron a saludarnos, y a recibir alguna caricia.

Todos juntos, hacen un grupo muy compacto.

De hecho, tienen unas magníficas instalaciones si hiciera falta ponerlos a todos a cubierto, con unas cuadras grandes y bien equipadas, pero, la verdad, están mucho mejor en el prado. 
Una pista exterior para las clases, dos redondeles y un caminador completan las instalaciones para los caballos y una oficina-sala de reuniones para las clases teóricas de los cursos, o sea, que no les falta de nada.

Como se puede ver, unas magníficas instalaciones...

Pero lo más importante de todo esto es que todo lo han logrado con el trabajo de los propios beneficiarios, los habitantes de Farasdués, incluso, si hace falta, con sus propias manos, quitando las malas hierbas o haciendo instalaciones que antes de aquí, ni se habían planteado que podrían hacer.
Después de lo dicho, solo me queda una cosa más. Animaros, y haced una visita, conoced a sus caballos, daros una vuelta por sus calles, y tomaros un café en el bar de las escuelas (lamentablemente, no queda otro, desde que se jubiló, recientemente, Maria Luisa, después de muchos años cuidando de sus conciudadanos, vaya desde aquí un cariñoso saludo). Seguro que no lo lamentaréis.



Ver Caballos de Martincho en un mapa más grande

2 comentarios:

  1. Gracias Alegria. Pocas veces alguien venido de lejos entendio mejor lo que vio en un dia.
    Jesús

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  2. A lo mejor porque tengo alma de pueblo. Gracias a vosotros, por recibirme así de bien.

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