Un grupo bien consolidado es diversión asegurada. |
A veces, servirá con que les permitamos, dentro de un cercado, con seguridad, que se revuelquen en la arena y que puedan dar un par de carreras con algún compañero equino.
Otras veces, y si tenemos posibilidad, tendrán acceso a un prado, de dimensiones variables, para que puedan correr a sus anchas, con varios congéneres, o con toda la manada.
Siempre que tengamos ocasión, debemos dejar a nuestros compañeros un rato de "expresión libre", de desfogue, para su equilibrio mental. ¡Y para nuestra seguridad!
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Si tenemos un caballo un poco miedoso, deberemos "arroparle" entre sus compañeros. |
De otra manera, primero, lo van a buscar a cada rato; se pararán al lado de otros caballos para saludarles, e incluso, tratarán de jugar con ellos, sin tener en cuenta que estamos nosotros encima, con los consiguientes problemas de seguridad. Y segundo, puede que llegue el caso de que no sepan relacionarse de manera adecuada con otros congéneres, que cuando lo hagan no estén acostumbrados a ver su lenguaje corporal y entren en conflicto con ellos, dándose verdaderas luchas y peleas por encontrar su sitio.
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Así será fácil llevarles por sitios más difíciles. |
Por todo ello y mucho más, dentro de lo posible, debemos dejar que los caballos, sobre todo los que han de trabajar juntos, tengan sus momentos en manada, para conseguir el equilibrio entre ellos.
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Se trata, sobre todo, de seguridad y confianza... |
De la misma manera, siempre que un animal nuevo entre a formar parte de nuestra manada, deberemos hacer las presentaciones de rigor, para que no nos den ningún susto mientras trabajamos con ellos.
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