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El juego, parte esencial. |
Muchas veces me pregunto (y me preguntan) cuál es el secreto del éxito de esta terapia. Y creo que parte de nuestra ventaja es que se trabaja desde los gustos de las personas y desde la tranquilidad. Es una actuación que nos permite, a los que llevamos a cabo este tipo de intervenciones, ejercitar capacidades en un entorno privilegiado, de tranquilidad, diferente y altamente motivador. Como digo muchas veces, los participantes vienen a "jugar" con el caballo. Le cepillan, le miman, se montan encima, damos un paseo... Mientras todo esto sucede, el caballo nos aporta multitud de entradas sensoriales, tanto a nivel propioceptivo, como vestibular, táctil, visual, auditivo... Y nos permite centrar la atención de la persona para mejorar su capacidad cognitiva, su memoria, controlar la expresión de sus emociones, y así, poco a poco, mejorar su vida diaria.
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El caballo, tranquilo y sociable. |
Tengo la suerte de conocer personas muy especiales, familias valientes, que no se rinden, que cada pequeño logro de sus campeones es motivo de fiesta y entusiasmo para ellos y que son ejemplo de superación y motivación para mí. Los niños que voy conociendo (cada día un poco más) me impulsan a seguir aprendiendo y trabajando siempre con una sonrisa, tal como vienen ellos al centro hípico.
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