Páginas

jueves, 14 de junio de 2012

La personalidad de los caballos.

Ultimamente, debido a tratar con grupos de chicos y niños de distintas edades e inquietudes, llegan preguntas a mis oídos que a un adulto, probablemente nunca se le ocurrirían. Por ejemplo: ¿por qué tienen así los pelos los caballos? O ¿cómo beben los caballos? Pero una de las más recurrentes, y que da mucho juego para explicar muchas cosas es la de ¿por qué está ese caballo sólo?

Hay que empezar explicando que en la manada de la que ahora soy responsable, hay una yegua torda que ha llegado hace poco y que todavía no se lleva bien con todos los congéneres y pasa la mayor parte del tiempo en soledad, o en compañía de unos pocos caballos, siempre los mismos. Suponemos que tuvo algún problema en su anterior destino y por eso le cuesta hacer amigos entre sus iguales, y, por supuesto, entre los humanos, a los que no deja acercarse, salvo para que le den de comer e incluso en esos momentos, no es demasiado amistosa.

Algunos caballos necesitan más paciencia que otros...


...Otros disfrutan enormemente cuando se les cepilla...

Y es que, como nosotros, los caballos tienen distinta personalidad. Hay caracteres que comparten como especie, por ejemplo, la curiosidad, o la facilidad con la que se asustan de ruidos extraños y repentinos. Pero luego, cada uno es diferente. Los hay bravucones, tranquilos, defensores de su comida, o que se la dejan quitar. Los hay dominantes y dominados, rápidos en las reacciones y lentos y dubitativos.

También es de notar que estos comportamientos o características, pueden cambiar con el tiempo o con las experiencias vitales de cada uno. Igual que nosotros, de nuevo. Si en la vida no hemos parado de recibir palos (reales o en sentido figurado), probablemente nos cueste fiarnos de la gente. Si lo que nos hemos encontrado siempre es gente amable y cariñosa, seguro que somos una persona confiada y tranquila. Y también, podemos observar que los niños pequeños son mucho más curiosos y preguntones que los adultos, normalmente. En una manada, y me pasa cada vez, si metemos un tractor en medio, habrá caballos que se vayan lo más lejos posible y hasta que no se vaya el tractor no estén a gusto, pero, si hay un potro, mientras esté la máquina por allí, estará oliendo, empujando, mirando todo lo posible y cuanto más cerca mejor ese artilugio tan raro. Y lo mismo pasa cuando entra alguien. Ese mismo potro hace las delicias de la gente que viene a conocer a los caballos, pues es el primero que viene a saludar, investigar, olisquear, y, si se le deja, mordisquear a cada persona que entra en el prado.


La curiosidad, una gran maestra...

Y, trasladado a la vida cotidiana, esa es la mejor forma de aprender, aunque de vez en cuando nos llevemos sorpresas desagradables, el investigar y observar todo lo nuevo que nos rodea, es lo que nos da experiencia y sabiduría.

4 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo contigo Alegría, por eso es tan importante hablarles mucho, que te conozcan y transmitirles confianza.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  2. Gracias por el comentario, Santiago. La verdad, trabajando con caballos, aprendes a valorar los sentimientos, a controlar los nervios y a respirar... que parece que no, pero es esencial. viendo tu foto, parece que estas participando en un raid. ¿practicas el raid?

    ResponderEliminar
  3. Soy Santiago de la AGM en Zaragoza. Estuvimos hablando sobre raid en mayo, junto a Fernando Benito. Con tu permiso me he apuntado a seguir tu blog.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  4. Claro, por supuesto, encantada. A ver si logramos organizar algo...
    Saludos!

    ResponderEliminar