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lunes, 20 de agosto de 2012


SIEMPRE APRENDIENDO

Si en la vida es importante estar siempre abierto a nuevos conocimientos, cuando tratamos con caballos, se vuelve imprescindible.
Y lo bueno es que, nunca vamos a dejar de aprender, ya que el solo hecho de entrar en contacto con uno de estos sensibles animales, nos enseña no sólo lo que él quiere y necesita, sino en qué condiciones nos encontramos nosotros, tanto físicas como anímicas. Y con cada individuo es un volver a empezar, ya que, dentro de sus generalidades, cada uno es un mundo y a cada uno nos tenemos que acercar de la manera que necesita.

Los hay que necesitan más tiempo, o más compañía... 

Y como además, resultan una herramienta imprescindible en algunos casos (como el mío, afortunadamente) hay que cuidarles como si nos fuera en ello la vida, dándose el caso de que, a veces, ponemos en sus lomos nuestra vida.

Con un poco de tranquilidad, se pueden disfrutar espectáculos únicos.
Si algo he aprendido desde que trato con caballos es a reconocer mis sentimientos y mi estado de ánimo. Esa capacidad de introspección, de darme cuenta de lo que siento y pienso, me ha venido muy bien, ya que para cambiar algo, lo primero es saber qué es lo que hay que cambiar. Y eso, y muchas otras cosas, son aplicables al resto de las facetas de mi vida. Y seguro que el que alguna vez ha tratado con estas mal llamadas bestias, entiende lo que digo, ya que si no dejamos nuestras preocupaciones y miedos a un lado, no podremos trabajar ni medio a gusto con ellos.
Un saludo y un relincho desde tierras mañas!