SIEMPRE APRENDIENDO
Si en la vida es importante estar
siempre abierto a nuevos conocimientos, cuando tratamos con caballos, se vuelve
imprescindible.
Y lo bueno es que, nunca vamos a
dejar de aprender, ya que el solo hecho de entrar en contacto con uno de estos
sensibles animales, nos enseña no sólo lo que él quiere y necesita, sino en qué
condiciones nos encontramos nosotros, tanto físicas como anímicas. Y con cada
individuo es un volver a empezar, ya que, dentro de sus generalidades, cada uno
es un mundo y a cada uno nos tenemos que acercar de la manera que necesita.
Los hay que necesitan más tiempo, o más compañía... |
Y como además, resultan una
herramienta imprescindible en algunos casos (como el mío, afortunadamente) hay
que cuidarles como si nos fuera en ello la vida, dándose el caso de que, a
veces, ponemos en sus lomos nuestra vida.
Con un poco de tranquilidad, se pueden disfrutar espectáculos únicos. |
Si algo he aprendido desde que
trato con caballos es a reconocer mis sentimientos y mi estado de ánimo. Esa
capacidad de introspección, de darme cuenta de lo que siento y pienso, me ha
venido muy bien, ya que para cambiar algo, lo primero es saber qué es lo que
hay que cambiar. Y eso, y muchas otras cosas, son aplicables al resto de las
facetas de mi vida. Y seguro que el que alguna vez ha tratado con estas mal
llamadas bestias, entiende lo que digo, ya que si no dejamos nuestras
preocupaciones y miedos a un lado, no podremos trabajar ni medio a gusto con
ellos.
Un saludo y un relincho desde
tierras mañas!